La cantidad de tardes correteando por el Parque Isabel la Católica de Gijón cuando era niño seguramente influyen en mi opinión poco objetiva, pero a día de hoy nadie me saca de la cabeza que es el mejor parque urbano del mundo. Creo que nunca me cansaré de pasear por aquí, aunque por desgracia ya no lo pueda hacer con la frecuencia y duración que me gustaría.
Este parque es un poco distinto cada vez que se visita, pues además de los que moran aquí permanentemente, acoge a multitud de visitantes de diferentes especies que hacen una parada en su viaje migratorio o se quedan una buena temporada disfrutando de un lugar seguro y tranquilo, especialmente cuando se trata de pasar los rigores del invierno.
Es el caso de este famoso ánsar piquicorto (Anser brachyrhynchus), al que pude ver durante mi última visita. Recluído en su rincón del parque tras no congeniar con el heterogéneo grupo de gansos locales, pasa las jornadas pastando tranquilamente. Aunque, medio oculto por la vegetación, no estuvo dispuesto a posar en condiciones ante mi cámara.
Sí que se mostró esplendorosa, entre decenas de reidoras y alguna que otra cabecinegra, este adulto de gaviota de delaware (Larus delawarensis). Llegada desde el norte de América, su largo viaje puede haber merecido la pena, viendo la que está cayendo por allí este invierno.
Siempre hay varios cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo) que se cuelan en el parque para alimentarse o descansar.
Aquí se puede observar a las anátidas invernantes desde más cerca que en ningún otro lugar. Parecen saber que los humanos del parque no son tan peligrosos como los que se pueden encontrar en el campo. Aún así, algunos como este porrón europeo (Aythya ferina) siempre mantienen una prudente distancia de seguridad.
Los que sí se acercan sin contemplaciones son los cucharas comunes (Anas clypeata), mostrando cada detalle de su peculiar anatomía.
Con todo, y aunque sólo he podido ir una tarde, me da la sensación de que este invierno está siendo algo flojo en números y variedad de especies invernantes. Echo de menos especialmente a los porrones moñudos.
Por otra parte, a pesar de tener menos historia a sus espaldas, entre los ejemplares de la colección privada del parque también hay algunos que me llaman la atención por lo difícil que resulta verlos en libertad. Tal es el caso de estos patos colorados (Netta rufina).
U otros mucho más exóticos, como el silbón overo (Anas sibilatrix),
el tarro canelo (Tadorna ferruginea),
el ganso del Nilo (Alopochen aegyptiacus),
la barnacla cuellirroja (Branta ruficollis),
o el ganso cereopsis o ceniciento (Cereopsis novaehollandiae),
También se puede ser testigo de historias muy curiosas, como la del macho de pato joyuyo (Aix sponsa) enamorado de un cisne negro (Cygnus atratus). Allá donde va el grandullón, es seguido de cerca por el joyuyo. Tanto plumaje ostentoso para acabar así...
Dirigiendo la mirada hacia los árboles, es probable ver especies más típicas de zonas rurales, como el herrerillo común (Cyanistes caeruleus) y el carbonero común (Parus major).
Y en la isla del centro del lago es fácil ver a garzas y garcetas. Por ser menos habituales, siempre me fijo más en las garcillas bueyeras (Bubulcus ibis), aunque su timidez y color blanco impecable son malos aliados de las cámaras fotográficas.
Por muy vistas que las tengamos, resulta imposible no pararse a mirar y sacar unas fotos a las divertidas ardillas rojas (Sciurus vulgaris), que da la sensación de que cada vez son más numerosas. ¡No recuerdo haber visto tantas juntas!
Al caer cada tarde, llegan los bandos de estorninos pintos (Sturnus vulgaris) a sus dormideros. ¡Menudo espectáculo ofrecen!
Pero hay quien los está esperando hambriento...
La lejanía y la falta de prismáticos y experiencia me impidió identificar con seguridad al depredador. Inmediatamente pensé en el halcón peregrino, pero ¿esa silueta podría pertenecer también a un gavilán?
Espero poder seguir disfrutando de este parque y de sus historias en muchas ocasiones. Me daré por más que satisfecho si soy capaz de transmitir aquí un porcentaje pequeñito de las sensaciones que envuelven este lugar.
Hola Juanda.
ResponderEliminar¡Menuda colección y con primeros planos! Como bien comentas se nota que la mayoría son ejemplares bastante confiados, así da gusto. :D
Un saludo.
Hola Rafa,
EliminarYa sabes qué lugar tienes que incluir en la lista de tus próximos viajes :)
Saludos.
Sin duda alguna, el mejor parque del mundo para ornitólogos, y una buena escuela para todos nosotros. Parece un gavilán.
ResponderEliminarLa silueta y la forma de volar, rondando el bando de estorninos, no me encajaba con un halcón. Gracias!
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