Señora 1: ¡Aaaaah! ¿Cómo se llama eso???
Señora 2: Es un... eeeeeh... no es un ratón, eso no...
Yo: Es una comadreja.
Señora 3: ¡Una ardilla! ¡Es una ardilla!
Señora 1: Que noooo, es una comadreja, te lo está diciendo el chico.
Señora 2: Es igualita que la de "Ice Age"
...
Los viandantes asistíamos sorprendidos a los ires y venires de aquel diminuto animal en uno de los lugares más transitados de la ciudad. Con cierto descaro, inquieta pero sin aparente temor a la jungla urbana en la que se había metido, se movía entre las zonas ajardinadas.
La encontré ya pisando el asfalto de una de las calles de más tráfico de la ciudad. Por suerte, decidió que no era buena idea cruzar la calle. Recorrió la rampa del parking subterráneo, pero también entendió que no era lugar para ella.
Con el teléfono móvil, apenas acierto a grabar un vídeo, testimonio de tan inusual evento.
El deber me llama y debo subir a la oficina. Desde la ventana echo otro vistazo y de nuevo la veo cruzar la plaza entre un jardín y otro. Me pregunto qué la habrá atraído hasta aquí. Sea lo que sea, no merece la pena exponerse a tantos peligros. Sospecho que las cercanas vías del tren han podido servir de camino directo hasta el núcleo urbano. Sólo cabe esperar que tenga un poco de suerte y que el billete sea de ida y vuelta.
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