Quen pasou a Marola, pasou a mar toda.
(Dicho popular marinero)
El Monumento Natural Costa de Dexo-Serantes ocupa el tramo costero comprendido entre el faro de Mera y el puerto de Lorbé, entre las rías de Ares, Betanzos y Coruña, en el denominado Golfo Ártabro.
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Tierra y mar se unen en un espacio natural de gran riqueza biológica, declarado Monumento Natural en el año 2000. La zona se puede recorrer por diversos senderos que atraviesan distintos ambientes, siempre con el Océano Atlántico en el horizonte. El lugar esconde algún que otro pequeño tesoro natural y arquitectónico, además de dar cobijo a un buen número de especies de flora y fauna.
Comienzo la ruta en la zona del faro de Mera, en cuyos acantilados se encuentra una de las colonias de cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis) que gozan de la mejor salud de la Península Ibérica, pues los datos de los censos revelan que el número de ejemplares no para de crecer año a año, mientras que en otros lugares la especie está pasando verdaderos apuros para perpetuarse. A estas alturas del año, los recién nacidos ya se encuentran bastante crecidos y se mezclan con los adultos en las rocas.
El mismo acantilado proporciona alojamiento a una colonia de vencejos reales (Tachymarptis melba) que pasan el día buscando alimento en las alturas.
A un par de cientos de metros (por mar, que por tierra son muchos más) se encuentra A Insua de Monte Meán, una pequeña isla cuya inaccesibilidad para muchas especies (incluída el ser humano) es aprovechada por las parejas de gaviota patiamarilla (Larus michahellis) para anidar año tras año.
En esta época, los pollos ya ejercitan las alas y en poco tiempo serán capaces de levantar el vuelo.
Sigo la senda costera y pronto llego al Seixo Branco, una llamativa veta de cuarzo que desciende por el acantilado hasta tocar el mar.
Desde este lugar pude ver un grupo de delfines (cuya especie no he sabido identificar) muy cercanos al litoral rocoso. Pasaron un buen rato nadando tranquilamente por la zona, para deleite de los que los observábamos desde tierra.
Más adelante se pueden encontrar varias formaciones aquí conocidas como furnas. Son cavidades que el oleaje ha ido profundizando en el acantilado, dando lugar a cuevas que llegan hasta la superficie del terreno que pisamos. Son bastante amplias, por lo que no llegan a bufar ni a expulsar agua como lo hacen en la costa asturiana.
Avanzando por el sendero litoral, se van dejando atras varias furnas, así como las vistas a la ciudad herculina.
El matorral que predomina en la zona acoge a varias especies de aves que podremos ver y escuchar con facilidad (aunque no son tan fáciles de fotografiar): tarabillas, alondras, chochines, acentores y currucas rabilargas. A lo largo del acantilado, se pueden encontrar nidos de gaviota, y por aquí también anida el pequeño grupo de 5 ó 6 chovas piquirrojas que se pueden ver por Coruña.
Poco a poco nos vamos acercando a la isla de A Marola, ubicada frente al portiño de Dexo.
La tonalidad del agua es espectacular en este lugar.
Esta pequeña cala brindó a los labriegos del lugar la posibilidad de convertirse en marineros y aprovechar la riqueza pesquera que se refugia bajo las olas, con frecuencia temibles, de esta costa. Los restos de grúas recuerdan la difícil entrada y salida de las pequeñas embarcaciones.
El agradable paseo se puede prolongar hasta la población de Lorbé, conocida por sus mejillones, y complementar con visitas a la iglesia de Santa María de Dexo, el castro de Subiña (sin excavar), etc.
Me alegra que tengamos más gente pajareando por aqui.
ResponderEliminarPor cierto, con mucha frecuencia voy a Finisterre (mi madre vive en Cee) y me quedé alucinado con los buitres......
Saludos.
Hola Fernando!
EliminarImagínate qué sorpresa! Quién sabe por qué llegaron a un lugar tan poco habitual para ellos...
Saludos.