Tarde de viernes a última hora y con tiempo cambiante: el momento ideal para disfrutar de un paseo por el monte de San Pedro e intentar ver algunos de los animales que hacen de este parque su hogar. En esta ocasión el paseo, de apenas una hora, dio mucho de sí.
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El mamífero más fácil de ver en el monte de San Pedro es, sin duda, el conejo (Oryctolagus Cuniculus). Eso sí, hay que ir un día que haya poca gente y preferentemente al atardecer, justo antes de que cierre el parque, pues los conejos son de hábitos principalmente nocturnos. Durante el día permanecen en sus madrigueras, que construyen en las zonas de tojos y demás zonas recubiertas de maleza, pudiendo estar formadas por una compleja red de galerías subterráneas que se entrecruzan. Por tanto, es fácil verlos cerca de la zona de matorrales, de la que no se suelen alejar muchos metros.
Este otro no me dejó acercarme más y enseguida se refugió entre los arbustos:
Tienen un color gris pardo, con el vientre blanco sucio y la cola gris por arriba y blanca por abajo. Suelen pesar entre 900 y 1500 gramos. El de la siguiente foto era bastante pequeño:
Ya con mucha menos luz, el siguiente que me encontré me acompañó caminando durante unos cuantos metros, pero siempre manteniéndome a distancia:
Aunque más adelante lo sorprendí y le pude sacar otra foto desde más cerca:
Los conejos viven en colonias formadas por varias familias, cada una de las cuales ocupa un territorio determinado. Estas sociedades, muy jerarquizadas, están dominadas por machos polígamos. Las hembras son muy prolíficas y pueden dar a luz cuatro o cinco veces al año un número de tres a doce gazapos. Esto explica que sea una especie tan abundante en Coruña y alrededores.
Y aunque normalmente no se dejen ver de día, es fácil detectar su presencia y hacerse una idea de lo abundantes que son, pues con fijarse un poco, es fácil encontrarse con sus cagarrutas en el césped:
Y para terminar el día, nada mejor que una escena como esta:
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